Hembra
Digo HEMBRA, y te muestras a mi cuerpo
que desnudo te aguarda y te desea,
te arropa entre mis brazos y me atrapas
entre tus piernas de corza lujuriosa.
HEMBRA, te digo, te muerdo y te hago mía
entre sudor, lascivia, y carne viva,
Bebo en tus fuentes cálidas; mi boca
besa tu rosa púrpura en penumbra.
Me abrazo a tu cintura, y te devoro
paso a paso, hambriento de tus senos,
de tu cuello de cisne enardecido
por la pasión salvaje de mis manos.
Me abres la puerta, dulce, sibilina,
tus ojos de tigresa me dan paso
a tu interior de cálidos volcanes,
absorbiendo mi cuerpo en tu provecho.
Y una lucha campal se desarrolla
en el terreno inerte de tus sábanas,
en el campo de guerra de dos cuerpos
ebrios de sexo, pasión, y desenfreno.
Tira y afloja, empuja, retrocede,
muérdeme, sangra, araña, convulsiona,
voltéate conmigo entre gemidos
y haré vibrar, gran hembra, tus entrañas.
¡Quieto... ahora! ¡Si! ¡Ven... que yo te espero!
¡viértete en mí, desnuda, ya completa!
Toca el cielo conmigo, y un segundo
será la eternidad en nuestros cuerpos.
Y así, tú sobre mí, yo sobre todo,
cerraremos los ojos, cuerpo a cuerpo,
piel con piel, dulcemente... un suspiro,
un te quiero, y mis brazos te rodean.
Dormidos,aun te pienso, pues no quiero
dejarte ya de amar ni un sólo instante.
Te has instalado en mí, y no deseo
Otra cosa distinta, mi amor, que tus excesos.
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