Manga larga, manga corta
Pobre, pobre y triste niño negro...
No sirves para hurgar en la tierra con las manos,
no eres todavía un duro guerrillero
y ya posan desnudo tu antebrazo
en la balanza de la vida y de la muerte.
Te preguntas por qué mataron a tu padre,
por qué gritan en la choza tus hermanas
mientras no paran de salir soldados
sonrientes -¡qué extraño!- despeinados y exhaustos.
Y tú, en la camioneta, con nuevos compañeros,
emprendes un camino violento
que ya no te hará hombre,
que hará de ti una bestia sin entrañas,
una víctima más de la codicia.
Trágate las lágrimas de tus antepasados,
rotos de dolor en la sabana,
y piensa que cada tableteo de tu rifle
es un crujido de risa infernal
en las quijadas de la muerte blanca.
no eres todavía un duro guerrillero
y ya posan desnudo tu antebrazo
en la balanza de la vida y de la muerte.
Te preguntas por qué mataron a tu padre,
por qué gritan en la choza tus hermanas
mientras no paran de salir soldados
sonrientes -¡qué extraño!- despeinados y exhaustos.
Y tú, en la camioneta, con nuevos compañeros,
emprendes un camino violento
que ya no te hará hombre,
que hará de ti una bestia sin entrañas,
una víctima más de la codicia.
Trágate las lágrimas de tus antepasados,
rotos de dolor en la sabana,
y piensa que cada tableteo de tu rifle
es un crujido de risa infernal
en las quijadas de la muerte blanca.
...y mientras, una mujer, en un escaparate,
ignora que por ella has de morir, en esta noche triste...
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