Mediodía
Mediodía... un café
que resucita mi angustia adormilada.
No sé quién soy, no importa... no soy nadie,
un nadie absurdo que busca la belleza.
Mediodía... un diario,
un líquido que quema mi afónica garganta
de tanto haber gritado nombres desconocidos
de mujeres que nunca, nadie, sabrá cuánto he amado.
Mediodía... qué tarde
llegará hoy la Muerte a cumplir su jornada;
o... quizá ya lo ha hecho, pues esto no es la vida,
no es más que un breve inciso entre dos Purgatorios.
Mediodía, otra vez,
el mediodía eterno que no acababa nunca
hasta que te vi ágil, cruzando en el semáforo
que te trajo a mi acera.
Ahora el tiempo corre,
el mismo tiempo que no repara en sueños
te empujó a entrar, y te invité a una copa
bebida de mis labios. Se acabó el mediodía...
...¡bienvenida a mi ocaso!
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