domingo, 30 de marzo de 2008

Por la alegría impuesta






Me pedís que demuestre mi alegría
con canciones de amor y madreselva,
con versos de cometas entre almendros,
con ángeles, y niños en la hierba...

"¡Mi amor, te quiero, bésame, soy tuyo,
dame besos de mango y de cocuyo!"

Ya contestado está, y con tan poco
alguno dará palmas embobado
aunque tarde semanas, quizá meses
en descifrar el alma del que escribe:

"...Amor que cantas bajo mi ventana,
sube y hazme el amor hasta mañana!"


Oigo risas... qué triste, no me entienden,
¡yo no quiero poemas de amor hueco,
quiero morir besando tus entrañas,
que brote en mí el río de tus versos!

(Amor, te quiero, tú eres mi pasión,
eres la sangre de mi corazón...)

No importa, aplaudid al insensato,
al pobre de emociones, al "brillante
mejor poeta autoproclamado",
y dadme una parcela en vuestro olvido...


...¡beberé aún del alma inmensa de los vivos
cuando sus muertos se queden sin legiones!


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