domingo, 8 de junio de 2008

Es toda la Gascuña


Pasión encerrada





Tu mirada infinita, tu tranquilo semblante,
el silencio que apenas te dignas en romper;
las lágrimas que viertes cuando todos te ignoran
o no te quieren ver;

Tus mil y una manías, tu carácter tirano
son cosas que incomodan a quien huye de ti:
¡cuánto dieras, pequeño, por decir que al principio
tú no eras así!

Y pasa lento el tiempo por tus manos cansadas
de deshojar historias de tu mundo interior,
y pasa lento, y pasa, y en tu escasa memoria
te sientes vencedor:

pues has sobrevivido, todavía estás vivo,
en un mundo distante que tú piensas mejor,
aunque todos te vean no más que como un mueble
o incluso algo peor.

Pero quien te conoce, quien se acerca a tus ojos,
sabe que ha de quererte hasta verte partir.
Ahora sé que no es raro, sé por qué se te quiere:
¡hoy te vi sonreír!





Sin ti la vida



Regalé mis secretos dulcemente
y me encontré sin aire en los pulmones;
me desvestí de amor en cada esquina
y fue el dolor mi carne en tu vigilia.

Lloraron sangre mis ojos en tu ausencia
y me morí sonriendo cada día,
le mentí al mundo, a ti, a mí, a la Muerte,
pues la maldita aún cree que sigo vivo;

De repente, mi cama se hace cárcel,
mi sexo vibra en torno a tu recuerdo:
vomitando mi esencia, va en tu busca
y muere un ángel porque tú te has ido...

... Cada rostro que enciende mis pasiones
es una flecha cruel contra tu risa.

De nada vale huír de los estigmas
que provoca tu falta. Cada imagen
es imagen de ti, y me intimida
negándome los besos anhelados.

¡Devórame, mujer,... sé mi Saturno,
hazme alimento de tu último banquete!