viernes, 30 de mayo de 2008

Lua nar Luvre- Chove en Santiago



Ya no busques








Ya no busques, amor, tu nombre en mis poemas,
no busques un "te quiero", ni el tacto de mis manos
al abrazarte ansioso, animal desbocado
que mordía tu carne sin importarle el mundo;

No busques más, te ruego, los recuerdos felices,
tantos paseos juntos desandando escaleras,
la rosa blanca, triste entre tantas espinas
que atraviesan hirientes los versos con tu nombre;

Te digo que no busques, sé que no has de encontrarme
en las amantes cartas que vomité a tu ausencia,
en los acordes tristes de tu piel musicada,
en el acantilado de mi cuerpo desnudo...

Si merezco un recuerdo, búscame entre las sombras,
en la noche sin luna, sin estrellas, sin vida,
en un pájaro herido que ya no tiene alas
por dárselas al ángel que llegó con tus ojos.




No te he dicho adiós



Hoy no te he dicho adios... hoy no te he dicho
que quisiera fundar nuevas naciones,
que habría de borrar cada disparo,
que habría de besarte hasta la muerte;

Nunca como al decirte "¡hasta mañana!"
he sentido el mañana tan lejano,
nunca la soledad voló tan bajo,
ni fue tan triste hacer café con leche.

Tu abrazo me quemó la piel por dentro
y tampoco sabrás qué marca deja,
te lo podré decir, y has de creerme,
pero mis versos -¿sabes?-no son buenos.

Y lo que hoy no te diré, ni nunca,
es que un beso se ha muerto en mi garganta,
que se ajó tu carmín frente a mis labios
sin regarlo la miel de mi saliva.

Se me ha muerto, sin más, la valentía
de rodearte, sereno, con mis brazos,
de saltar desde el mundo hacia tus ojos,
de sucumbir al frenesí de amarte.

No, no te he dicho adiós... he contenido
el mar de Moisés, las siete plagas,
la sequía del alma, cada bala
que disparó el Destino en un segundo.

Presté oídos sordos a los niños,
al bullicio, al color, a las canciones,
por que nada me dijese que se ha ido
el tiempo de volar viejas cometas.

...Y dejé que apagara el fuego interno
la humedad de una lágrima nonata,
y me juré besarte en algún sueño
deseando que nunca lo supieras.

Así me marcharé... como ese beso,
sin brotar, florecer, sin dar siquiera
el primer paso que llene de tachones
las páginas en negro del fracaso.

Así que abro las manos y te veo
volar, huír, vivir, quedarte al margen;
abro las manos y... se muere un beso,
por no decirte adiós, para no irme.



Deja que sea



Deja que sea lágrima en tu faz agotada,
que humedezca mi tacto tu alma hoy tan seca
de haber llorado tanto, hasta quedarse hueca
como mi corazón, al saberte apenada.

Yo poco puedo hacer, pero por tí lo hago,
y con gusto ante el reto de ser, por fin, amigo,
estoy aquí por tí, escucha lo que digo
pues te haré sonreír. ¿No sabes? ¡Soy un mago!

Un mago poderoso, que en arco iris brillante
tornará tu dolor, tu lágrima temprana
al pasar el tamiz del sol de tu semblante,

Un mago que en la noche te cantará una nana
solo por ver tu risa; y se irá, no sin antes
regalarte un suspiro, y un dulce "hasta mañana".