sábado, 3 de abril de 2010

TODO EL TIEMPO DEL MUNDO

No sé quién soy, hace ya mucho tiempo que he dejado de saberlo… sólo sé que en este lugar somos muchos, caras desconocidas en su mayor parte, aislados del resto del mundo por gruesas paredes de piedra y tierra.

No sé si alguien, alguna vez, podrá captar este mensaje, y desconozco si en el futuro, sea éste cercano o lejano, encontrarán este tétrico escondite, pero todos los que aquí estamos deseamos que no desfallezcan aquellos que nos buscan. Porque sabemos que nos siguen buscando. Nuestros maridos y esposas, nuestros hijos, en muchos casos nuestros nietos no cejarán hasta que veamos la luz, y esperamos que sea más bien pronto que tarde.

Esperamos también que en su búsqueda, den con gente que pueda darles pistas de nuestro paradero, gente que tenga los medios para continuar esa búsqueda, y otros que dominen esas triquiñuelas técnicas de los despachos, de los juzgados, con los que parece mentira que también haya que lidiar para que recuperemos la libertad que hemos perdido hace tanto tiempo.

Ha pasado mucho tiempo ya, creo que años… es triste no poder estar con la familia, no sentir el calor de los tuyos… pero es aún mucho más triste y doloroso ver llegar esa fecha, una vez cada año, en la que deberíamos recibir flores y el amor de nuestros familiares, y en cambio notar ese pinchazo fuerte y el reguero frío de la sangre manando a borbotones de los agujeros de la nuca y de la espalda causados por la ráfaga del pelotón de fusilamiento improvisado que nos hizo bajar a empujones de aquella camioneta. Lo último que recuerdo es el sabor amargo de la tierra que caia en mi boca, de las palas que trabajaron sin cesar aquella noche, mientras ésta me rodeaba en un triste fundido en negro que ponia fin a aquella pesadilla.

Es angustioso saber dónde estás, y no poder decírselo a quienes te buscan. ¿Por qué ha de ser tan distinto buscar a los muertos en lugar de a los vivos?

En fin, seguiré esperando. ¡No dejéis de buscarme!. Ahora que sé lo que es la Eternidad, no me preocupa la espera.

Tengo todo, todo el tiempo del mundo.

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