domingo, 10 de febrero de 2008


Del maese cocinero del reino de Galicia




"Por fazer esta receta
es menester mantequilla;
haced la base, chiquilla,
mezclándola con galleta.

Al ver que ya está "perfeta"
ya sabéis lo que os espera:
con esto, forráis el molde
y ¡venga, pa'la nevera!

Coged ahora el paquete
-¡ese no... el de gelatina!-
diluidlo en una tina
más grande que el Aconcagua;
no hagáis caso de instrucciones:
para estas disoluciones
usad la mitad de agua.

Al le sacar de la lumbre,
bella dama, con pasión,
antes que la podredumbre
ataque al postre en cuestión,
aprovechad el momento
y exprimidle un gran limón.

Mezclad ahora, os lo ruego,
contando a los cuatro vientos
los manjares suculentos
que en vuestra cocina habéis:
de gramos, los cuatrocientos
de rica nata montada;

Filadelfia, una tarrina;
una leche... condensada
-por más señas, La Lechera-;

Utilizaréis ahora,
si a vós os place, señora,
-(servidor, a vuestros pies)-
un gran invento moderno
salido del mismo Infierno:
batidoras "Moulinex".
Pero antes, mi deber "ex"
advertir a tan ladina
y perspicaz cocinera,
que la batidora espera
a que echéis la gelatina.

Cuando vuestra intuición
os advierta, mi señora,
que llegado ha ya la hora,
y que de la batidora
no oprimiréis más botón,
el molde con precisión
sacaréis de la nevera,
le echaréis la mezcla entera
de tan solemne potaje;
tres horas o más al frío,
-a vuestro libre albedrío-
le han de otorgar buen linaje.


Esperando os den provecho
estas líneas que os he hecho
para tan dulce ocasión,
deseándoos buena mano
en quehaceres tan sanos
como la buena cocina,
la receta aquí termina...
... ¡reíos vos de Arguiñano!


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