domingo, 10 de febrero de 2008

Hierros



Mil hierros atraviesan el alma que no tengo
y quemando destruyen este armazón en ruinas,
mil gusanos hambrientos me vuelven en el humus
del que nacen espinas que horadan tu simiente;

Y no mil, si no uno, es mi ruego callado
de abrazar al Barquero que me lleve a tu orilla,
de asesinar las flores que giran a tu paso,
de arrancar de mi vientre alas de mariposa...

Rasgo entre gritos carne, memoria y sentimientos
y te arrojo al abismo para morir mi vida,
aunque jirones negros de mi cuerpo te abrazan
cuando llegas al fondo de la nada que ansío.


Y moribundo espero
que otros labios te borren de los míos.


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