domingo, 8 de junio de 2008


Pasión encerrada





Tu mirada infinita, tu tranquilo semblante,
el silencio que apenas te dignas en romper;
las lágrimas que viertes cuando todos te ignoran
o no te quieren ver;

Tus mil y una manías, tu carácter tirano
son cosas que incomodan a quien huye de ti:
¡cuánto dieras, pequeño, por decir que al principio
tú no eras así!

Y pasa lento el tiempo por tus manos cansadas
de deshojar historias de tu mundo interior,
y pasa lento, y pasa, y en tu escasa memoria
te sientes vencedor:

pues has sobrevivido, todavía estás vivo,
en un mundo distante que tú piensas mejor,
aunque todos te vean no más que como un mueble
o incluso algo peor.

Pero quien te conoce, quien se acerca a tus ojos,
sabe que ha de quererte hasta verte partir.
Ahora sé que no es raro, sé por qué se te quiere:
¡hoy te vi sonreír!


No hay comentarios: