ESMERALDA
Mi verso es esmeralda, y al ocaso
combate con ahinco y gallardía;
el rojo aquél que antaño tanto hervía
le ha dado al verde intenso su traspaso.
Los negros y ocres huyen del Parnaso
ante este colibrí, y en su agonía
permiten que se llene de poesía
al dejarla avanzar pasito a paso.
El nombre es de mujer -no es para menos-
y de piedra preciosa cual ninguna,
más que el oro, las joyas o la rosa;
Si, ya sé que estos versos no son buenos,
aunque Erato no aumente mi fortuna
terminaré el poema... ¡y a otra cosa!.
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