martes, 29 de julio de 2008


Camelot



Camelot, noble reino de paz y fantasía,
paladín de la magia y la justicia...
dejadme que os avance la noticia
de esta prueba que demuestra mi valía.
Por encargo la empecé, mas no he podido
sustraerme al pensamiento que me embarga,
pues no es prueba, ésta... no es una carga
sino un placer descubrir lo que he sentido:
amistad por doquier, y buenas gentes
que me arropan consigo, como hermano;
desde un principio, no me sentí profano
pues con amor me han tratado, e indulgentes.
Y si antes inseguro, me sentí valiente
ahora que al fin estaba con los míos;
y entre amigos sinceros, desafíos,
y el amor puro y constante de una hermosa dama,
sus bellos parques, de noche fueron cama
en la que poder dormir, soñar acaso
en que éste era mi mundo, ante el fracaso
que el llamado «mundo real» se me antojaba;
por eso, amigos, cuando mejor estaba,
sin darme cuenta de que fue soñado
me hallé entre elfos, brujas y ladrones,
damas, caballeros, magos... y hasta gatos
que me hablaban; me ví de nuevo en casa,
oí una voz amiga, que al fin me dijo «¡Pasa!»...
...y en Camelot quedé. ¡Bellas prisiones!
¡Amo el olor de la noche, desde estos torreones!
Ahora... la magia es real, de intensidad que abrasa.

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