domingo, 17 de agosto de 2008







Cae la noche, y tú no estás,
aunque nunca estuve tan lleno de tí;
el tiempo nos unirá,
aunque todos me repitan «no es así»...

En cualquier sitio que estés,
tu imagen acuchilla mi razón;
no sé cómo puede ser
que el más dulce sea el más fuerte dolor...

He vuelto a pensar en tí,
y una llama ya muy débil se avivó;
en su aliento descubrí
el legado de un poeta del amor;

dando forma a aquél papel,
tu imagen, poco a poco, se formó
y en silencio, piel con piel
dibujamos cada instante en el reloj...

Tu recuerdo junto a mí
es mi guía, mi ilusión, mi amanecer;
es difícil competir
con las reglas del Amor sin padecer.

Mientras pugno por llegar
a un día en el que pueda sonreír,
bajo llave, el corazón
se deshace de impaciencia por salir.

Y hoy, en un sueño, verás
convertirse tu nombre en oración,
y pensando en mí, sabrás
que he llorado al escribirte esta canción.



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